Al
final del trimestre, los fendetestas de 1º bac hemos acabado de leer
Mil
soles espléndidos. Esta
lectura me ha encantado, ya que es el tipo de libro que me gusta
leer, con un argumento realista que nos muestra situaciones difíciles
de creer por su crudeza. Al
leer esta novela, en la que puedo conocer un poco más de la dura
vida de una mujer en Afganistán, me doy cuenta de lo
afortunados que podemos llegar a ser en Occidente.
Esta
situación que viven Laila y Mariam es completamente posible en la
actualidad afgana. Todavía existen países en los que la mujer es
tratada como un simple objeto, o como una esclava. Existen, también
lugares en los que las mujeres no tienen los mismos derechos que los
hombres, por el simple hecho de tener un sexo diferente.
En
España, esta situación parece muy lejana, ya que, en teoría, todas
las personas somos iguales y tenemos las mismas obligaciones y los
mismos derechos... La práctica es muy distinta... Aunque lo diga la
Constitución, mujeres y hombres no estamos en igualdad de
condiciones, por no hablar ya de los inmigrantes; la discriminación
salarial que recibimos las mujeres es sólo una de los lastres que
aún nos deja el machismo. No es comparable a la vida de una mujer
afgana, pero sí es cierto que todavía quedan tramos del camino por
recorrer.
En
mi opinión, que a mi me tocase vivir en Europa es simplemente
coincidencia. No debe ser un consuelo que mi vida sea mejor que la de
muchas otras mujeres, porque aún queda mucho por mejorar. No debemos
conformarnos con el: “tuvimos suerte de lo que nos ha tocado
vivir””, y debemos concienciar a la gente, y luchar por un futuro
mejor en el que todos los humanos: mujeres, hombres, negros y
blancos, todas las personas pertenecientes a la comunidad LGTBI, etc.
podamos vivir en igualdad de condiciones, sin preocupaciones por las
diferencias raciales o sexuales.
Sería
muy ilusa si pensase que yo podré, con mis ojos, ver un futuro así;
pero, mientras, me satisface poder ver como, poco a poco, con
pequeños gestos, aunque en unos lugares menos que en otros, el mundo
mejora.
De
toda la novela me quedo, sobre todo, con la valentía de Mariam
durante toda su vida, hasta el final, entregándose por el bien y la
felicidad del resto; la educación que recibió Laila de sus padres,
que le hizo no ser una ignorante; y, finalmente, con la bondad de
esta y Tariq, empleando el dinero en reconstruir el orfanato y
convirtiéndose en maestra para enseñar a más niños como ella fue
enseñada.
Elena
Penas
Me
parece fundamental que se dé a conocer la vida de las mujeres en
países árabes como Siria o Afganistan, en donde la discriminación
por razón de sexo llega hasta lo inimaginable. Es fundamental que
injusticias como las que viven las dos protagonistas de la novela de
K. Hossini entren en los “agradables” hogares del mundo
occidental.
Me
encantan las novelas realistas y esta me ha atrapado. Sin embargo,
quiero decir que al principio me despistó mucho el uso del
contrapunto: no veía la conexión entre la vida de Mariam y la de
Laila. Pero de repente, todo empieza a encajar... y ya no puedes
parar de leer.
María
Casal
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