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10 feb 2010

Estudio en escarlata


En 1887, Arthur Conan Doyle dio comienzo a una de las sociedades más raras y productivas de la literatura con la novela Estudio en escarlata. Uno de los protagonistas, Sherlock Holmesl muestra una extraña conducta ; Parece ignorar los ritmos y cortesías de las relaciones sociales normales; no conversa, sino que pontifica. Sus conocimientos e intereses son profundos pero escasos. Tiene una peculiar "sangre fría", lo que tal vez sea la causa de que también esté solo en el mundo. No tiene más amigos que el extremadamente tolerante Watson. Un hermano, aún más raro y aislado que él, es su única familia. ¿Arthur Conan Doyle expuso algún tipo de enfermedad mental o de trastorno de personalidad genético que había observado o Holmes era sólo un personaje interesante que creó de la nada?

Estudio en escarlata


Conan Doyle estudió medicina en la Universidad de Edimburgo, que en ese entonces era una de las facultades médicas más prestigiosas del mundo. Tenía un ojo avezado para detectar las sutiles manifestaciones de la enfermedad, y sus relatos están llenos de descripciones médicas de gran precisión. El alcoholismo de un hombre que gozaba antes de buena salud se ve en el "toque rojo en la nariz y las mejillas", en "el leve temblor de la mano extendida". En otro relato, las contorsiones de un cuerpo –los miembros "retorcidos de la forma más fantástica", los músculos "duros como una tabla (...), que excedían en mucho el rigor mortis habitual"– le permiten a Watson (y a sus lectores médicos) diagnosticar un envenenamiento por estricnina.
Se estima que Conan Doyle fue uno de los primeros en describir una enfermedad heredada que ahora se conoce con el nombre de síndrome de Marfán. El síndrome, que apareció por primera vez en la literatura médica en 1896 gracias al pediatra francés Antoine Marfán, se caracteriza por una estructura física alta y delgada, problemas oculares y tendencia a desarrollar aneurismas de aorta a temprana edad. La ruptura del vaso dilatado que transporta la sangre del corazón al resto del organismo es la causa de muerte más común entre quienes padecen ese trastorno, y hasta hace poco, pocos enfermos vivían más allá de los cuarenta años. Se describe a Jefferson Hope, el asesino vengador de Estudio en escarlata como un hombre alto de treinta y tantos años que mata a quienes responsabiliza de la muerte de la mujer que amaba. Cuando por fin lo detienen, le pide a Watson que le ponga la mano en el pecho. Watson señala que tomó "conciencia de inmediato de las pulsaciones y la conmoción extraordinarias que había en su interior. La caja torácica parecía agitarse y temblar como lo haría una construcción débil al ponerse en marcha un motor poderoso. En el silencio de la habitación oía un zumbido sordo que procedía de la misma fuente". Watson sabe al instante lo que significa eso. "¡Usted tiene un aneurisma de aorta!"

Estudio en escarlata



Al retratar a Holmes, Conan Doyle ha plasmado un síndrome psiquiátrico familiar hasta entonces desconocido; un trastorno bipolar o una forma leve de autismo que suele denominarse síndrome de Asperger. El pediatra austríaco Hans Asperger informó en la literatura médica sobre ese trastorno en 1944. Describió a cuatro chicos brillantes y coherentes que tenían graves problemas de interacción social y tendían a concentrarse de forma muy intensa en determinados objetos o temas. El trabajo de Asperger languideció en las sombras durante más de cuarenta años, pero para 1994 el síndrome de Asperger formaba parte del léxico psiquiátrico oficial.
¿Es posible que Conan Doyle haya descrito el síndrome unos setenta años antes que Asperger? Según Ami Klin, director del programa de autismo del Centro de Estudios Infantiles de Yale, que forma parte de la facultad de medicina, la principal característica que define todas las formas de autismo es la "ceguera mental", la dificultad para entender lo que los demás sienten o piensan y, por lo tanto, para relacionarse. Ignorantes de cómo los ven los otros, quienes padecen el síndrome de Asperger a menudo tienen un comportamiento extraño y tienden a desarrollar un vasto conocimiento de temas muy puntuales.
En el retrato que pinta Conan Doyle, Holmes presenta por momentos todas esas características. Su interacción con los demás suele ser directa hasta el punto de la descortesía. Incluso cuando le habla a Watson, su mejor amigo, los elogios que le dedica suelen rayar en el insulto. En El mastín de los Baskerville, cuando Watson, complacido con sus propias habilidades detectivescas, le informa a Holmes sobre los resultados de su investigación, éste le dice que no es una fuente de luz sino un conductor de luz, un mero ayudante.
En cuanto a sus intereses, Holmes se jacta con frecuencia de sus minuciosos conocimientos de todo tipo de fenómenos extraños. Se dice que escribió un estudio sobre las diferencias entre ciento cuarenta tipos de ceniza de cigarros, pipas y cigarrillos. Es un ejemplo de lo que Asperger llamaba "inteligencia autista", la capacidad de ver el mundo desde una perspectiva muy diferente a la de la mayor parte de la gente, concentrándose a menudo en detalles que los demás obvian. Holmes se ufana de poder percibir la importancia de nimiedades y lo llama "método".

Sherlock