20 feb 2017

VIAJANDO CON LA NIÑA MALA

      
     Con Travesuras de la niña mala, Vargas Llosa  nos lleva desde Lima hasta Madrid pasando por París, Londres y Tokio, de la mano de la pareja formada por Otilia y Ricardo Somorcucio, personajes totalmente opuestos y destinados a cruzar sus caminos, sea cual sea el lugar del mundo en el que se hallen. Protagonizan un amor atípico lleno de encuentros y desencuentros, altibajos, apasionadas etapas compartidas y con un melodramático, pero hermosísimo final.

     El autor se muestra fiel a su maestro Flaubert, introduciendo elementos como la violencia (el sadomasoquismo de Fukuda), la rebeldía caracterizadora de la protagonista, el sexo presente en sus múltiples relaciones y el melodrama, visible en la grave enfermedad final de Otilia y en la futura soledad de Ricardo. Además, sería injusto no mencionar su dominio del Realismo Mágico, materializado en Arquímedes, o su maestría en la construcción de la novela, al dar naturaleza episódica a cada capítulo, interpretable como una especie de micronovela.

    -  Resulta fascinante el modo en el que el escritor peruano mezcla una curiosa historia de amor con el cosmopolitismo empleando con asiduidad recursos técnicos y temáticos novedosos y atractivos para el lector propios del Realismo Mágico. Es posible encajar la novela en el movimiento gracias al predecible e increíble destino de Somocurcio y Otilia, así como por impactante el comportamiento de ella y el amor platónico que él experimenta. Además, están presentes otras pinceladas como la capacidad extraordinaria de Arquímedes para conocer el lugar idóneo de construcción de los rompeolas.

Que una novela protagonizada por un personaje plano y gris, Ricardo, consiga ser tan rica (gracias al colectivo del que rodea al protagonista: Paul, Juan Barreto, Salomón Toledano, los Gravoski, tío Ataúlfo... y como no, la niña mala) hace de esta una verdadera obra maestra.
                                                              Alicia  Seoane  (2º BAC) 

    -   El carácter de Otilia, una mujer egoísta que busca cambios en su forma de vivir para su beneficio económico, sin importarle apenas nada lo mucho que sufra el resto de la gente, causa atracción por parte del lector ya que es un personaje redondo que intenta captar nuestra atención con sus hechos. Por el contrario, Ricardo o “el niño bueno”, es un hombre de bien, trabajador y ordenado, que le perdona una y otra vez, aunque en ocasiones también nos muestra su lado más oscuro. Este hecho, la presentación de dos protagonistas antagónicos que al final se juntan, mostrándonos así la recompensa que Otilia le da a Ricardo por perdonarle siempre: pasar con él el poco tiempo de vida que le quedaba, hace que la novela sea muy atractiva. Al final, el autor, al contarnos que ella padece cáncer, hace que le “perdonemos” y en cierto modo entendamos sus ansias de vivir y de cambiar de aires continuamente. Aunque en la obra aparecen muchos personajes, el hilo argumental se centra en su relación y en concreto, en las idas y venidas de “la niña mala”, lo que hace que queramos saber siempre qué es lo siguiente, cuál será el próximo lugar al que nos lleve Otilia.
                                                                                                              Tamara Cao  (2º BAC) 


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