29 dic 2009

Navidades rumanas


La Navidad es el segundo momento mas importante de la Iglesia Ortodoxa Entre las las costumbres navideñas rumanas están los colinde - villancicos navideños - La tradición más importante de Rumania en Navidad es que los niños vayan de casa en casa cantando colindes y recitando poesías y leyendas . El líder lleva una enorme estrella de madera denominada steaua, que está cubierta con papel brillante y decorada con campanas y cintas de colores. Entre las comidas, destaca el COZONAC-una clase de pannetone,relleno de crema de chocolate y nueces- ,pasteles caseros y preparados especificos de carne de cerdo que se mata una semana antes de navidad con un ritual muy antiguo.

19 dic 2009

Historia de vampiros


Era un vampiro que sorbía agua
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena.

Era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas.

Contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban,
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer.

Es claro los quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito,
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.

De modo que una noche
con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos,
rodearon al chiflado, al insurrecto,
y acabaron con él y su imprudencia.

Cuando por fin la luna
pudo asomarse
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo,
con cinco heridas que manaban,
formando un gran charco de agua,
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal.

Desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros, ni las vampiresas,
chupan más sangre,
resolvieron
por unanimidad pasarse al agua.

Como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.

16 dic 2009

EL CHICO RUMANO



Ya que en el club hemos estado tratando el tema de los derechos humnanos, hemos decidido iniciar la lectura de El chico rumano, de Javier Alfaya. ¿ Queréis acompañarnos?
Aparte de llevarnos la obra para leer en estas navidades nos hemos propuesto buscar información sobre Rumanía: como no nos veremos hasta el 2010, ya os contaremos en enero lo que hemos encontrado. De momento, al oír el nombre de ese país a todos nos viene a la mente la palabra "vampiros"... ¡ Drácula ! Hasta pronto.

Mentes perversas


La hoja (un relato sobre la hipocresía y la perversión humana)
Un golpe de viento facilitó la caída de la hoja seca y ésta se precipitó al suelo asfaltado de la avenida. Consciente del peligro que corría tras haber visto durante meses el paso continuo de los vehículos, intentó rodar con la ayuda del mismo viento que la había arrebatado de su familia, allá en la copa del árbol. Buscó la manera de alcanzar la acera para sentirse segura. Rodó y rodó, esquivando con fortuna la rapidez de una motocicleta y los gruesos neumáticos de un camión. Al final, un súbito remolino la elevó en el aire y ella se desplegó como un pájaro pese a su rigidez otoñal. Consiguió llegar a la acera y se sintió feliz de su proeza. Las demás hojas de la avenida, conmocionadas por aquella heroicidad, temblaron al unísono en un imposible intento por aplaudir. Al momento llegaron unos niños que se divirtieron en pisotearla y partirla en varios pedazos. Y la hoja, triste ya, esperó a que el barrendero acabara con su sufrimiento y la distanciara de allí, lejos de las risas de sus hermanas, que todavía colgaban de los árboles.

Un texto de Óscar Bribián, autor de Mentes perversas, libro de relatos que ha publicado en el sello Mira.

15 dic 2009

Los fendetestas bucean entre los derechos humanos




Hoy los fendetestas hemos estado viendo la exposición de libros y peliculas sobre los derechos humanos que está en nuestra mesa redonda estas semanas: La vida es bella, El diario de Ana Frank, El paso del estrecho, El tiempo y la promesa, Cadena perpetua...

14 dic 2009

Baital


Baital é o vampiro indio, sua forma natural é mitad home, mitad morcego, mide medio metro.

13 dic 2009

Vampiros


- Un vampiro llega con toda la boca rebosante de sangre.

Su amigo vampiro lo ve y le pregunta:
- Dime, donde conseguiste toda esa rica sangre?

El otro le responde:
- Bueno, ¿tu ves ese muro de cemento armado que esta allí?
- Si
- Pues yo no lo vi…

12 dic 2009

Tolerancia, convivencia


Vía http://eljuiciodeltalmud.blogspot.com/2009/12/8-dias-8-velas.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+MiTalmud+%28MI+TALMUD%29
En la época que Rusia conquisto a Rumania, había un grupo de personas rumanas que se llamaban “Escapa fronteras” se unió a ellos un judío justo que tenia mucho temor de Dios, el grupo de personas tomaron la decisión de escaparse el cuarto día de Januka, y así fue, en las horas de la noche entraron al bosque y la cabeza de grupo les pidió que no hagan ningún tipo de ruido para que los soldados rusos no se den cuenta de ellos, todas las personas estaban temblando del miedo, el judío justo pidió al jefe del grupo que lo dejara prender la janukia y por supuesto, se negó no vaya a ser que los descubran, siguieron su camino hasta que llegaron a unas ruinas en donde descansaron del largo camino, el judío coloco cuatro velas y las prendió después de unos minutos se les acerco un policía ruso y les dijo a todos que levantaran las manos, ellos entendieron que están cercanos a una muerte cruel y todo por culpa de las velas de januka…
Después de unos minutos el policía les dijo que bajaran las manos y ordeno que les repartieran Arak( bebida alcoholica ) para que se calentaran del frió y les dijo:
“Detras mío hay un grupo de soldados que estaban todo el tiempo persiguiéndolos y pensamos en acabar con ustedes, pero en el momento que vi al judío prendiendo las velas de januka empecé a temblar, ya que me recordé que hace 25 años mi papá prendía la janukia y me llene de misericordia, por lo tanto váyanse sanos y salvos”.
De este relato nos podemos dar cuenta la grandeza de las velas de januka, 25 años de comunismo y a pesar de todo las velas de januka pudieron ablandar el corazón de un judío. Tenemos que saber que cada mitzvah( mandamiento ) deja una marca en los corazones de cada judío y judío, aprovechemos las oportunidades que tenemos hoy en día de poder cumplir con las mitzvot (mandamientos )

11 dic 2009

A vampiro de Lazzaretto Nuovo


Un grupo de arqueólogos e investigadores italianos atoparon os restos dunha "muller vampiro" do século XVI na pequena illa veneciana de Lazzaretto Nuovo, no norte de Italia.

A cabeza da muller foi achada cun ladrillo na boca, o que se corresponde coas supersticiones da época, cando os habitantes desta zona de Italia adoitaban exorcizar así aos presuntos vampiros.

Segundo as lendas populares, os responsables da expansión da peste eran os vampiros. En tempos de peste, estes finxían que estaban mortos e, unha vez enterrados nas fosas comúns, extraían sangue aos demais cadáveres. Despois, cando xa recuperaran as forzas suficientes volvían saír á rúa para seguir estendendo a enfermidade e ter máis vítimas ás que chupar o sangue.

A crenza nos vampiros xurdiu por mor da rara descomposición que experimentaban os corpos de quen morrían por mor da peste, aos que lles seguía saíndo sangue pola boca a pesar de falecer.

Para rematar aos presuntos vampiros, os aldeáns introducían un ladrillo na boca do cadáver sospeitoso, evitando así que puidese chupar o sangue aos demais mortos, tal e como foi achado o corpo da suposta 'vampira italiana'.

ASOMBASAM


Asambosam e un vampiro de Africa, teñen ganchos no sitio dos pes e morden suas víctimas no dedo pulgar.
O Vampiro de Baudelaire
Tú mi alma entera has invadido
como un siniestro vendaval;
tú en mis entrañas te has metido
como la hoja de un puñal.


Tú de mi espíritu humillado
has hecho tu cubil de hiena,
infame, a la que estoy ligado
como el esforzado a su cadena,


como a su juego el jugador,
como el borracho a su botella,
como el cadáver al roedor;
¡Dios te maldiga, siempre bella!

Pedí al puñal mi libertad,
dando con él sobre tu seno;
pedí sus filtros al veneno
para ayudar mi voluntad.


Pero ¡ay!, los dos han respondido
con su desdén a mi inquietud:
"Tú no has de verte redimido
de tu maldita esclavitud.

10 dic 2009


No se hablaba en el país de otra cosa. ¡Y qué milagro! ¿Sucede todos los días que un setentón vaya al altar con una niña de quince?

Así, al pie de la letra: quince y dos meses acababa de cumplir Inesiña, la sobrina del cura de Gondelle, cuando su propio tío, en la iglesia del santuario de Nuestra Señora del Plomo -distante tres leguas de Vilamorta- bendijo su unión con el señor don Fortunato Gayoso, de setenta y siete y medio, según rezaba su partida de bautismo.

La única exigencia de Inesiña había sido casarse en el santuario; era devota de aquella Virgen y usaba siempre el escapulario del Plomo, de franela blanca y seda azul. Y como el novio no podía, ¡qué había de poder, malpocadiño!, subir por su pie la escarpada cuesta que conduce al Plomo desde la carretera entre Cebre y Vilamorta, ni tampoco sostenerse a caballo, se discurrió que dos fornidos mocetones de Gondelle, hechos a cargar el enorme cestón de uvas en las vendimias, llevasen a don Fortunato a la silla de la reina hasta el templo. ¡Buen paso de risa!

Sin embargo, en los casinos, boticas y demás círculos, digámoslo así, de Vilamorta y Cebre, como también en los atrios y sacristías de las parroquiales, se hubo de convenir en que Gondelle cazaba muy largo, y en que a Inesiña le había caído el premio mayor. ¿Quién era, vamos a ver, Inesiña? Una chiquilla fresca, llena de vida, de ojos brillantes, de carrillos como rosas; pero qué demonio, ¡hay tantas así desde el Sil al Avieiro! En cambio, caudal como el de don Fortunato no se encuentra otro en toda la provincia. Él sería bien ganado o mal ganado, porque esos que vuelven del otro mundo con tantísimos miles de duros, sabe Dios qué historia ocultan entre las dos tapas de la maleta; solo que.... ¡pchs!, ¿quién se mete a investigar el origen de un fortunón? Los fortunones son como el buen tiempo: se disfrutan y no se preguntan sus causas.

Vampiro


Que el señor Gayoso se había traído un platal, constaba por referencias muy auténticas y fidedignas; solo en la sucursal del Banco de Auriabella dejaba depositados, esperando ocasión de invertirlos, cerca de dos millones de reales (en Cebre y Vilamorta se cuenta por reales aún). Cuantos pedazos de tierra se vendían en el país, sin regatear los compraba Gayoso; en la misma plaza de la Constitución de Vilamorta había adquirido un grupo de tres casas, derribándolas y alzando sobre los solares nuevo y suntuoso edificio.

-¿No le bastarían a ese viejo chocho siete pies de tierra? -preguntaban entre burlones e indignos los concurrentes al Casino.

Júzguese lo que añadirían al difundirse la extraña noticia de la boda, y al saberse que don Fortunato, no sólo dotaba espléndidamente a la sobrina del cura, sino que la instituía heredera universal. Los berridos de los parientes, más o menos próximos, del ricachón, llegaron al cielo: hablóse de tribunales, de locura senil, de encierro en el manicomio. Mas como don Fortunato, aunque muy acabadito y hecho una pasa seca, conservaba íntegras sus facultades y discurría y gobernaba perfectamente, fue preciso dejarle, encomendando su castigo a su propia locura.

Lo que no se evitó fue la cencerrada monstruo. Ante la casa nueva, decorada y amueblada sin reparar en gastos, donde se habían recogido ya los esposos, juntáronse, armados de sartenes, cazos, trípodes, latas, cuernos y pitos, más de quinientos bárbaros. Alborotaron cuanto quisieron sin que nadie les pusiese coto; en el edificio no se entreabrió una ventana, no se filtró luz por las rendijas: cansados y desilusionados, los cencerreadores se retiraron a dormir ellos también. Aun cuando estaban conchavados para cencerrar una semana entera, es lo cierto que la noche de boda ya dejaron en paz a los cónyuges y en soledad la plaza.

Entre tanto, allá dentro de la hermosa mansión, abarrotada de ricos muebles y de cuanto pueden exigir la comodidad y el regalo, la novia creía soñar; por poco, y a sus solas, capaz se sentía de bailar de gusto. El temor, más instintivo que razonado, con que fue al altar de Nuestra Señora del Plomo, se había disipado ante los dulces y paternales razonamientos del anciano marido, el cual sólo pedía a la tierna esposa un poco de cariño y de calor, los incesantes cuidados que necesita la extrema vejez.

Vampiro


Ahora se explicaba Inesiña los reiterados «No tengas miedo, boba»; los «Cásate tranquila», de su tío el abad de Gondelle. Era un oficio piadoso, era un papel de enfermera y de hija el que le tocaba desempeñar por algún tiempo..., acaso por muy poco. La prueba de que seguiría siendo chiquilla, eran las dos muñecas enormes, vestidas de sedas y encajes, que encontró en su tocador, muy graves, con caras de tontas, sentadas en el confidente de raso. Allí no se concebía, ni en hipótesis, ni por soñación, que pudiesen venir otras criaturas más que aquellas de fina porcelana.

¡Asistir al viejecito! Vaya: eso sí que lo haría de muy buen grado Inés. Día y noche -la noche sobre todo, porque era cuando necesitaba a su lado, pegado a su cuerpo, un abrigo dulce- se comprometía a atenderle, a no abandonarle un minuto. ¡Pobre señor! ¡Era tan simpático y tenía ya tan metido el pie derecho en la sepultura! El corazón de Inesiña se conmovió: no habiendo conocido padre, se figuró que Dios le deparaba uno. Se portaría como hija, y aún más, porque las hijas no prestan cuidados tan íntimos, no ofrecen su calor juvenil, los tibios efluvios de su cuerpo; y en eso justamente creía don Fortunato encontrar algún remedio a la decrepitud. «Lo que tengo es frío -repetía-, mucho frío, querida; la nieve de tantos años cuajada ya en las venas. Te he buscado como se busca el sol; me arrimo a ti como si me arrimase a la llama bienhechora en mitad del invierno. Acércate, échame los brazos; si no, tiritaré y me quedaré helado inmediatamente. Por Dios, abrígame; no te pido más».

Lo que se callaba el viejo, lo que se mantenía secreto entre él y el especialista curandero inglés a quien ya como en último recurso había consultado, era el convencimiento de que, puesta en contacto su ancianidad con la fresca primavera de Inesiña, se verificaría un misterioso trueque. Si las energías vitales de la muchacha, la flor de su robustez, su intacta provisión de fuerzas debían reanimar a don Fortunato, la decrepitud y el agotamiento de éste se comunicarían a aquélla, transmitidos por la mezcla y cambio de los alientos, recogiendo el anciano un aura viva, ardiente y pura y absorbiendo la doncella un vaho sepulcral. Sabía Gayoso que Inesiña era la víctima, la oveja traída al matadero; y con el feroz egoísmo de los últimos años de la existencia, en que todo se sacrifica al afán de prolongarla, aunque sólo sea horas, no sentía ni rastro de compasión.

Vampiro


Agarrábase a Inés, absorbiendo su respiración sana, su hálito perfumado, delicioso, preso en la urna de cristal de los blancos dientes; aquel era el postrer licor generoso, caro, que compraba y que bebía para sostenerse; y si creyese que haciendo una incisión en el cuello de la niña y chupando la sangre en la misma vena se remozaba, sentíase capaz de realizarlo. ¿No había pagado? Pues Inés era suya.

Grande fue el asombro de Vilamorta -mayor que el causado por la boda aún- cuando notaron que don Fortunato, a quien tenían pronosticada a los ocho días la sepultura, daba indicios de mejorar, hasta de rejuvenecerse. Ya salía a pie un ratito, apoyado primero en el brazo de su mujer, después en un bastón, a cada paso más derecho, con menos temblequeteo de piernas. A los dos o tres meses de casado se permitió ir al casino, y al medio año, ¡oh maravilla!, jugó su partida de billar, quitándose la levita, hecho un hombre. Diríase que le soplaban la piel, que le inyectaban jugos: sus mejillas perdían las hondas arrugas, su cabeza se erguía, sus ojos no eran ya los muertos ojos que se sumen hacia el cráneo. Y el médico de Vilamorta, el célebre Tropiezo, repetía con una especie de cómico terror:

-Mala rabia me coma si no tenemos aquí un centenario de esos de quienes hablan los periódicos.

El mismo Tropiezo hubo de asistir en su larga y lenta enfermedad a Inesiña, la cual murió -¡lástima de muchacha!- antes de cumplir los veinte. Consunción, fiebre hética, algo que expresaba del modo más significativo la ruina de un organismo que había regalado a otro su capital.

Buen entierro y buen mausoleo no le faltaron a la sobrina del cura; pero don Fortunato busca novia. De esta vez, o se marcha del pueblo, o la cencerrada termina en quemarle la casa y sacarle arrastrando para matarle de una paliza tremenda. ¡Estas cosas no se toleran dos veces! Y don Fortunato sonríe, mascando con los dientes postizos el rabo de un puro.
Emilia, Condesa de Pardo Bazán